El Presidente de la República Evo Morales
Ayma ha declarado que no negociará ni participará de ningún TLC con EEUU,
asimismo, ha indicado que gestionará la firma de un Tratado de Comercio de los
Pueblos (TCP).
Los Tratados de Libre Comercio no son nada
más ni nada menos que un Tratado Internacional que establece el libre comercio
entre los empresarios de dos o más Estados, esto no significa que se tenga
carta abierta para exportar cualquier producto, sino que, por el contrario, en
cada Tratado se deberá negociar los productos a exportarse, normas aplicables,
formas de resolución de conflictos, etc., esto significa además que, se podrían
incluir por supuesto a los pequeños y medianos comerciantes, agricultores,
etc., todo ello dependerá de las negociaciones que realice el Gobierno con el
Estado contraparte.
En cambio, aún no queda clara la figura de
un TCP, es decir, debido a la escueta declaración del Presidente, no se sabe si
este será un Tratado que mantendrá la misma figura que un TLC solo que con otro
nombre, o si por el contrario, establecerá una nueva figura internacional
mediante la cual, a partir de la firma de la misma, los ciudadanos o
comerciantes sin empresa (individuales) podrán exportar de forma competitiva en
el mercado internacional.
Esto sugiere algunas interrogantes, ¿los
pequeños productores estarán en la capacidad de alcanzar las normas de calidad
y los volúmenes de exportación requeridos?, ¿El Estado subvencionará los
mismos?, ¿quien correrá con los costos de los Transportes?, es necesario
recordar que inclusive los grandes exportadores bolivianos, por ejemplo de la
soya, se encuentran subsidiados de forma indirecta a través del Diesel, y aún
así, sus productos no son competitivos a nivel mundial, de hecho, resultan ser
mucho más caros que los de la competencia, esto quedó demostrado en los últimos
días a raíz de conflicto a consecuencia de la firma del TLC de Colombia con
EEUU.
Si el Estado bolivianos empezará a
subsidiar a los pequeños productores para que estos puedan exportar, no tardará
quien demande al Estado por una violación al Derecho de la Competencia
Comunitaria (CAN) e internacional OMC. Claramente, estaríamos emulando la
reprochable conducta de los EEUU y de la UE que tanto malestar ocasiona en el
mundo entero.
Si el Estado no subvencionara a los
productores, indefectiblemente estos tendrían que agruparse para satisfacer la
demanda internacional (nadie medianamente serio creerá válida la posibilidad de
que un pequeño artesano pueda vender sus productos de forma competitiva al
mercado –por ejemplo- del Brasil). En este caso, volveríamos a caer en el
análisis realizado para el TLC, es decir que, al ser una agrupación privada de
artesanos, productores, comerciantes, etc., esta agrupación velará por los
intereses de sus miembros, tal cual como ocurre con cualquier empresa al
momento de negociar la firma de un TLC, con lo cual no se habría cambiado nada.
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