Dentro de poco se llevará adelante uno de
los principales proyectos políticos del País, la Asamblea Constituyente, luego
de este magno pacto político tendremos –teóricamente- una Bolivia “refundada”,
cuyo espíritu deberá estar renovado, con nuevas energías, proyecto y visión de
Estado, es decir, teóricamente deberíamos haber logrado llegar a una paz que
nos permita desarrollarnos como un estado civilizado.
En este proyecto qué rol jugamos los
abogados?, o mejor dicho ¿Qué rol jugará el Poder Judicial?, me cuestiono esto
ya que soy un convencido de que tanto nuestra judicatura como nuestro gremio
esta deliberadamente mal enfocado, no nos ubicamos dentro del proyecto País, a
veces estamos más avanzados y a veces mucho más retrazados.
En Bolivia existen muchas clases de
ejercer la abogacía, no existe un modelo uniforme de lo que es el abogado, es
decir, qué queremos llegar a ser y cómo queremos enfocar nuestras carreras.
Esto va tanto para los abogados como para los jueces.
No es sorprendente encontrarse o conocer
jueces que hasta hace poco eran abogados recalcitrantes y pleitomanos, o por el
contrario, muchos que fracasaron en la profesión libre hoy se desenvuelven como
“brillantes” fiscales, por ejemplo. Todo esto a consecuencia del vaivén de los
pequeños objetivos y oportunidades que nos autogestionamos en el medio.
Algo similar ocurre entre los abogados que
nos dedicamos al ejercicio libre de la profesión, una gran mayoría enfoca sus
carreras a ser tramitadores, mientras que otro tanto aspira ganar mucho dinero
desenvolviéndose en el fabuloso submundo legal, pero sin que se tengan ningún
norte de cómo ingresar o encontrar su camino en el mismo.
En este contexto, cómo nos afectará una
“refundación” del Estado?, será que los jueces de pronto comprenderán el nuevo
sistema establecido, cambien de actitud y nos permitan entrar en una nueva
atmósfera litigante?, ahora si se podrá aplicar el renombrado “nuevo” Código de
Procedimiento Penal?, o será que este tipo de reformas seguirán siendo –aún
refundada Bolivia- ajenas a la realidad de la misma?, ¿será que los abogados
comprenderemos que estamos en un medio en el que ya no sólo basta ser buen
abogado, sino que es necesario desarrollarnos y actuar como tales?.
Las respuestas –creo- pasan por muchos
análisis, sin embargo, es importante asumir estos retos de forma paralela a la
Asamblea Constituyente, es una oportunidad genial para que el gremio en su
conjunto se redefina y reinvente. Para que nuestro país salga adelante, no sólo
basta una nueva mentalidad política sino también una nueva forma de ejercer y
aplicar el Derecho.
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