sábado, 8 de agosto de 2020

MODELO DE GOBIERNO Y LAS CIVILIZACIONES AZUL Y NARANJA

 EL ESCAPE

 

A veces el temor y la culpa te consumen antes que las penalidades de Ley. Así cayó Evo Morales, quién bloqueado por sus culpas, no vio más salida que la renuncia a su cargo y su posterior fuga, seguida de su séquito más allegado y corrupto. La posesión de Añez como Presidente, abrió un compás de espera en los planes del eje Castro-Chavista para intentar retomar el Poder a la cabeza de Morales, quien desde su autoexilio sigue dirigiendo a sus hordas, organizadas premeditadamente para afrontar una eventual salida por vía democrática o no del caudillo. 

 

EL MODELO POLÍTICO DEL MAS

 

Con el pasar de los años, el modelo político del MAS ha asumido una aniquiladora forma de dominio basada en la propia Ley, tal cual como en su momento lo hicieron algunos monarcas y terratenientes europeos, y más precisamente, replicando (salvando las distancias por supuesto) el modelo político Nazi, basado en un Estado absolutista, totalitario, racista y monopartidista, imponiendo la partidización de todas las instituciones del Estado y de las FFAA, además de un abnegado culto al caudillo, quien tiene bajo su control la Ley y la forma de interpretarla. 

 

Este modelo político implica la construcción de una enmarañada red de contactos, amistades, favores, chantajes, corrupción, narcotráfico, confidencias, sobornos, y por supuesto angurria poder, conformada no sólo por fanáticos militantes del partido, sino por empresarios, jueces y fiscales, periodistas, analistas políticos, movimientos cívicos y organizaciones sociales, etc., que durante los años del régimen se han visto favorecidos desproporcionada e inmerecidamente, y ahora ha llegado el momento de corresponder a los favores del “Jefazo”, pues ven que con un nuevo gobierno y cambio de actores su situación podría quedar comprometida, dado que el modelo de su desarrollo individual se basa en mantenerse cerca del Poder y no así, en sus competencias individuales.

 

La fórmula esta clara, a más número de compromisos y favores, más crece la red y por lo tanto más difícil de desarmar, por lo menos en el corto plazo. Así fue que las instituciones del Estado durante el régimen del MAS crecieron en contrataciones, la gran parte de ellas inútiles, al igual que los contratos a algunos grupos empresariales y profesionales de diferentes áreas, que hora deben devolver los favores, ya sea para que vuelva el caudillo, el partido o, que no se develen sus negociados.

 

LA PRESIDENCIA DE AÑEZ 

 

En este contexto Jeanine Añez asume la Presidencia, sin un plan de trabajo, proyecto ni equipo, tan sólo con una clara y única misión, convocar a elecciones y pacificar el país. Cabe destacar que la providencia hizo que a quien correspondía a la sucesión, haya sido una mujer beniana, de pueblo y profesional, llenándonos de orgullo a todos los bolivianos, por lo que rápidamente se convirtió en un símbolo de esperanza en la recuperación de la democracia.

 

Lamentablemente, la simbología de Añez no sólo atrajo cambios importantes al inicio de su gestión acompañados de mucha esperanza, sino que poco a poco y sobre todo a consecuencia de la pandemia, se develó el acompañamiento de despiadados políticos que durante el régimen de Morales habían sido totalmente estériles en política, y quienes ahora veían la oportunidad de reaparecer en el escenario y tal vez, quedarse en él, impulsando equivocadamente a la Presidente, para que se presente como candidata a las próximas elecciones.

 

LA TRANSITORIEDAD

 

Ciertamente la posesión de Añez es transitoria. El mandato de Evo Morales, que conlleva el mandato de todos los parlamentarios (incluyendo de Jeanine Añez), sólo le quedaba un mes aproximadamente, cuando decidió renunciar y escapar, por lo que, la sucesión en gestión sólo podría durar hasta el 22 de Enero. 

 

A partir del 22 de enero de 2020, la sucesión de Añez se encuentra fuera de mandato, al igual que todos los demás miembros de la Asamblea Legislativa, y por lo tanto su nombramiento como Presidente Interina y transitoria, responde a la necesidad de no dejar un vacío de poder en la administración de la cosa pública, y no así a un mandato soberano, por lo que no puede adoptar políticas ni medidas de largo aliento o que comprometan al país en el mediano o largo plazo, sino simplemente realizar aquellos actos mínimos para la administración necesaria y rutinaria del Estado, hasta que se convoque y realicen nuevas elecciones.

 

En este entendido, no correspondía alargar el mandato de los miembros de la Asamblea Legislativa, puesto que la constitución no prevé una extensión de mandatos, para casos como el presente. En los hechos, la posición adoptada por el Tribunal Constitucional Plurinacional, al alargar los mandatos de los parlamentarios, la posibilidad de que el Ejecutivo pueda adoptar medidas más allá de las meramente necesarias, y al congreso de hacer eco de las exigencias del partido autoritario que responde a las instrucciones de Evo Morales, bloqueando cuanto sea necesario.

 

EL DESGASTE 

 

Así fue que se dio inicio a un rápido desgaste de gestión e imagen de la Presidente, quien empezó a hablarle al país, con un premeditado y finamente calculado tono maternal, confundiendo gestión con campaña. A su vez, los afortunados y paracaidistas políticos empezaron a sentarse en el Poder y a manejar el país asumiendo (equivocadamente) medidas a largo plazo, cuando su gestión debió estar organizada para tan sólo un par de meses. 

 

Es importante destacar que casualmente, el grupo dominante en la nueva gestión, está conformado por quienes en las pasadas y fraudulentas elecciones no pasaron del 5% del voto, es decir, los últimos se convirtieron en los primeros. 

 

El nombramiento de funcionarios en cargos que, hoy por hoy, se han convertido de alto riesgo, dada la cultura judicializada de procesar a cuento funcionario público se oponga al gobierno de turno, ha hecho que muchos puestos hayan sido copados por desalmados funcionarios, que vieron además la oportunidad de obtener su tajada en tan sólo los meses que les durará el cargo. De ésta manera, la improvisada administración, que había comenzado muy bien, entró en una estruendosa caída, cuyo leit motives el COVID-19, que además se ha convertido en el telón de fondo de todas las escenas de la gestión de Añez.

 

LA CIVILIZACIÓN AZUL Y LA NARANJA

 

El régimen de Evo Morales y el MASISMO, ha develado la existencia de un conjunto de culturas, costumbres, idiosincrasias, políticas y prácticas, así como formas de pensar y concebir al País de forma muy particular, a la cual denominaré la civilización azul, porque no responde a la bolivianidad democrática, inclusiva y progresista, sino más bien, a una Bolivia retrógrada y populista, anclada en el abuso de Poder del caudillo, la burocracia, el extractivismo y depredación de los recursos naturales, así como en el racismo y la discriminación de grupos ajenos al régimen.

 

La civilización azul, dominante durante los últimos 14 años, ha sido además secuestrada por un grupo de criminales y desalmados políticos, que responden a intereses vinculados al crimen organizado internacional, y a ideologías y corrientes que pretenden instaurar un control hegemónico de los Estados, a través de gobiernos autoritarios y antidemocráticos, exacerbando odios entre la población.

 

La hegemonía de la civilización azul llegó a su fin en octubre de 2019. El constante desgaste y sobretodo, el ojo público virtual que es el internet y las redes sociales, fueron develando y dejando ver a la población, aquello que los medios de comunicación tradicional escondieron, la existencia de una bolivianidad moderna, a la cual llamaré civilización naranja, dado que la característica de la misma es la creatividad, la innovación, la inclusión, la no discriminación e integración del País en el mundo.

 

La civilización naranja, de la cual se podría hablar mucho, es la nueva apuesta generacional y de visión de País. Los políticos tradicionales (incluyendo al gobierno transitorio) aún no han comprendido, que la resistencia de las pititas es, simplemente, la manifestación inicial de una cruzada de mucho mas contenido que un bloqueo en contra de Evo Morales, sino que va en contra de las malas y tradicionales mañas de gobernanza a la cual hemos sido sometidos los bolivianos.

 

La civilización naranja quiere integrarse al mundo, no aislarse de él; quiere ser parte de decisiones integradoras que nos conecten; quieren libertad en la toma de sus decisiones y ser parte de la toma de decisiones políticas. No hablo sólo de una brecha generacional, es una forma de entender el País a partir de la conectividad y del respeto al medio ambiente. Es una sociedad abierta, moderna, que busca el desarrollo y no sólo lo espera.

 

 

 

EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES

 

El masismo pretende retomar el Poder para la instauración, nuevamente, de la civilización azul como grupo hegemónico y dominante en el País, situación a la que de ninguna forma quiere llegar la civilización naranja, pues ya han probado un poco de lo que ello implica y del retraso que ha significado para la salud y la educación, con el alto costo emocional y vidas humanas que ahora estamos padeciendo como sociedad.

 

A ello también se debe el rápido desgaste de la Presidente Añez, pues si bien al inicio de su gestión representó los intereses de la civilización naranja, los erráticos pasos que ha dado, le han llevado a un divorcio inmediato. No debe perderse de vista, que para esta civilización, los engaños son rápidamente develados, analizados y contrastados a través de las redes sociales, sin importar la clase social o condición. Los abusos de poder son altamente reprochables y no se admite, bajo ningún concepto, el daño ambiental. Otro rasgo importante a considerar, es que el control ciudadano sobre el rumbo político parece ser la piedra angular, que vincula los intereses del Estado y la sociedad.

 

Son estos motivos los que me impulsan a pensar que, lo que ahora estamos atravesando como país, está más bien orientado a resolver cuál será la civilización dominante para los próximos 5 o 10 años, y que no se trata de sólo un conflicto entre partidos políticos o candidatos, mucho menos de la fecha de elecciones o de la pandemia.  

 

El MAS insiste en retomar su liderazgo de calle de 2003, así como su fuerza política y de comunicación de 2006, desconociendo que ahora, el liderazgo de calle esta en la civilización naranja, y que la fuerza política y comunicacional tiene como punta de lanza a las redes sociales, en las cuales la civilización azul y sus guerreros digitales no tienen posibilidad alguna.

 

La civilización naranja no esta dispuesta a abandonar sus logros democráticos, y por ello, el avance paulatino de la presión masista con el cerco a las ciudades, sólo alienta la posibilidad de que ahora, haya un bloqueo al bloqueo y, finalmente, un enfrentamiento fratricida entre bolivianos. Salve oh Patria.

 

Por: Rodrigo Javier Garrón Bozo