La
hermenéutica constante de los negocios, hace que normalmente éstos se antecedan
a las formalidades. Es perfectamente posible, y de hecho es lo más común, que
los negociantes, empresarios y emprendedores, primero se ocupen de levantar su negocio,
antes que de estructurar una sociedad comercial, inscribiéndose en el Registro
de Comercio, obteniendo su Número de Identificación Tributaria, licencia de
funcionamiento, reglamentos internos, Registro de Empleador, suscripción y
registro de contratos laborales, Cajas de Salud, AFP´s, etc., etc.
Esto no
implica de ninguna forma que no tengas empresa, las empresas existen desde el
momento en que realizas una actividad económica de carácter comercial, más allá
de que te hayas constituido en sociedad comercial o no, o incluso, de que hayas
suscrito algún contrato con tus socios.
Este “esquema”
de negocio, simple e informal, resulta ser muy lucrativo, y por tanto, fácil de
acostumbrarse, sobrellevando la posibilidad de que en algún momento alguna
autoridad te fiscalice y sancione, es probable incluso, que las multas sean
menores a lo que tendrías que pagar si te hubieses formalizado!!.
Sin embargo,
bajo este esquema, en el que por cierto está la mayoría de emprendedores en
Bolivia, tiene un carácter muy limitado, es posible que –si te va bien- te rinda frutos como para vivir bien, mantener un
par de empleados, e incluso acumular capitales importantes, pero siempre asumiendo
que existen limitaciones y riesgos de consideración: tu expansión, crecimiento
y desarrollo como empresa nunca gozará de reconocimiento; arriesgas no sólo a
tu empresa sino a ti y a tu familia, ya que en algún momento podrían derivar
acciones penales; eres más propenso a que te timen; normalmente serás sujeto a
chantajes de trabajadores despedidos o disconformes; deberás manejar tus
cuentas bancarias –si es que las tienes- a
título personal, asumiendo el altísimo riesgo de que puedan ser congeladas ante
cualquier denuncia, ya que, el hecho de ser un hombre de negocios o emprendedor,
sin una sociedad comercial que te respalde, no genera una división de
patrimonios, es decir que, tu patrimonio personal y el de tu negocio, son lo
mismo, una sola bolsa.
Pero la
formalidad no sólo tiene un carácter externo, sino también interno. Es decir
que, también existen formalidades que son importantes al interior de una
empresa.
En mi carrera
como abogado, tuve la oportunidad de trabajar con sociedades comerciales,
empresarios y emprendedores de toda clase y naturaleza, algo que me sirvió mucho
para conocer un poco de las diferentes formas de pensar en la idiosincrasia
empresarial, con lo cual debo decirte que, en algún momento sentirás la
necesidad de formalizarte, ya sea porque pasaste por una mala experiencia, lo
perdiste todo y tienes que volver a levantarte, o debido a que tu crecimiento
será de tal forma que, para seguir avanzando requerirás darle formalidad de tu
empresa, eso le dotará de credibilidad, seguridad a tus clientes y a ti mismo.
La formalidad
interna, es un tanto más compleja que la externa, ya que requiere
disciplina!!!, ya sea económica, financiera, legal e incluso, de modales. Dotar
a tu empresa de formalidad interna, pasa por muchos procesos, uno de ellos es
el del Gobierno Corporativo, que de manera resumida implica –entre otros aspectos-, sistemas de
controles y contracontroles de los mandos y tomas de decisión, lo cual a su
vez, dotará de transparencia a la administración.
Con mi equipo
de trabajo hemos colaborado a muchas empresas, que no encontraban los mecanismos
adecuados para lograr un nivel de formalidad interna, que les permita manejar
sus empresas como personas jurídicas independientes. Así es, la formalidad
interna, es el paso primordial para que tu empresa sea asumida y controlada
como una unidad económica independiente a la de los dueños, fundadores y
administradores.
Las empresas -normalmente familiares- tienen este
gran problema, son tratadas como si fuesen parte del bolsillo del o los dueños,
principales accionistas o del Gerente General, los fondos o ingresos de la
empresas, se constituyen rápidamente en una fuente de ingresos personales, no
hay previsión de fondos y, lo más común, es que los propietarios dispongan de
manera inmediata de ellos, para fines personales.
Cuantas veces
tuvimos confesiones como: “mi padre sacó ayer de la caja fuerte $us. 50.000.-
para una movilidad”, o “mi hermana se esta comprando un departamento con la
plata de la empresa”, e incluso, “llamen al contador…necesito que pague los
pasajes de las vacaciones de mis hijos…”en sí, lo que es de todos es de nadie
y, si no hay control y formalidad interna, resulta ser arca abierta para toda
la familia.
Este
descontrol interno te llevará, tarde o temprano a la quiebra, o para evitarla,
terminarás vendiendo el negocio a precio de regalo, pasando por un sinfín de
demandas y malos momentos, las estadísticas de los casos que hemos atendido así
me lo demuestran. Son pocos y raros los casos en que, una empresa sin
formalidad y control interno, lograr sobrevivir a estos embates, luego de lo cual,
normalmente ingresan a una etapa de formalización, que dependiendo de la
capacidad empresarial de quienes llevan adelante el negocio y, de la pericia de
sus asesores legales, puede ser más o menos traumática.
Muchos de los
casos que me ha tocado asesorar, tuvieron que pasar por un ciclo de reflexiones
familiares, culminando con la suscripción de protocolos familiares, marcando las reglas para el ingreso de los
familiares a las empresas, y los pasos y requisitos que deben cumplir éstos
para ocupar cargos de dirección y administración en la misma.
El desarrollo
de una formalidad interna, resulta aún mucho más complicado cuando la empresa
esta en sus inicios, ya que cuando los emprendedores no cuentan con dinero ni
siquiera para vivir, mucho menos podrán asignar fondos a otras obligaciones o
previsiones, entonces deben hacer cuanto esté a su alcance para mantener un
equilibrio moderado, entre sus obligaciones y sus gastos de manutención
personal. Estos esfuerzos personales, son las historias que pocos saben detrás
de las grandes empresas, y que normalmente, lo hijos de aquellos no aprecian
cuando asumen el mando.
Por ello, si
estas a punto de iniciar tu empresa o un emprendimiento, te recomiendo que lo
hagas como una actividad paralela, así es, contrariamente a lo que te podrán
recomendar algunos empresarios, que señalan que todo emprendimiento requiere
que te dediques tiempo completo!!, salvo que tengas un respaldo económico
importante, que te permita de inicio destinar fondos para cubrir tus costos,
gastos de instalación, publicidad, desarrollo de marca, asesoría legal, etc.